Debido a su ubicación apartada, muchas zonas del occidente de Asturias aún conservan ese aire de inexplorado tan atrayente para quienes buscan salirse de los recorridos turísticos más frecuentados.

Esto se hace especialmente evidente en los concejos de la franja limítrofe con Galicia, donde las culturas asturiana y gallega se funden, creando una atmósfera muy especial salpicada de leyendas e historias que se abrazan.

Con la mejora de las carreteras, cada vez son más las personas que se animan a descubrir este territorio casi desconocido. Igual que lo haremos nosotros en este artículo, a lo largo del cual recorreremos parte del concejo de Vegadeo, ubicado en la Comarca Oscos-Eo, a través de la ruta del Mazo de Meredo. ¿Me acompañas?

Todo lo que debes saber antes de calzarte las botas

 

La ruta del Mazo de Meredo (P.R. AS-107) es un recorrido sencillo, aunque podría considerarse de dificultad baja-media, debido a sus 542 metros de desnivel positivo.

Es circular (excepto los 3 kilómetros -1,5 a la ida y 1,5 a la vuelta- que corresponden al primer y último tramo), y tiene una longitud de 13 kilómetros (alrededor de 4 horas y media).

El firme es bastante bueno, aunque muchas de las pistas por las que transcurre son madereras, así que el estado puede cambiar de un día para otro. Es por ello que te recomiendo que lleves calzado que resista un poco de agua, humedad, ¡y que no te importe ensuciar!

No es nada peligrosa, así que la puedes hacer con niños no muy pequeños. Eso sí, han de estar acostumbrados a caminar, ya que el desnivel que hay que superar supone un esfuerzo considerable. Algo que has de tener en cuenta también si te planteas hacerla porteando.

Debido al desnivel y a la morfología de los caminos, no es apta para sillitas infantiles ni para personas con movilidad reducida; tampoco se puede hacer en bicicleta, o al menos no la totalidad del recorrido, ya que, además del desnivel, algunas partes son estrechas y no son compatibles con la bici.

En cambio, es una opción fantástica para hacer con tu perro si te apetece, ya que no es excesivamente cansada o larga para ellos y, pese a que no hay gran disponibilidad de agua durante la ruta (sí algunos regueros y fuentes), en la zona del Mazo de Meredo se lo pasarán pipa chapoteando en el agua.

Entre mazos y casonas por la ruta del Mazo de Meredo

 

La ruta del Mazo de Meredo comienza en el coqueto pueblo de Piantón, a solo 2 kilómetros de Vegadeo/A Veiga, la capital del concejo.

Después de aparcar en el pueblo, tendremos que cruzar el llamado puente romano (realmente data de mediados del siglo XIX y sustituyó a otro supuestamente de origen medieval que se llevó una crecida del río Suarón), donde se encuentra la señalización de inicio de ruta, y tomar el camino a mano izquierda en dirección a Arcilo.

A partir de aquí subiremos atravesando un bosque de eucaliptos hasta llegar a Arcilo, donde cogeremos un desvío a la derecha hacia Cobre.

Una vez allí, cruzaremos el pueblo en sentido ascendente, aunque podemos desviarnos unos metros a la derecha hasta la ermita de San Pedro, antes de continuar con nuestro camino.

Volviendo a la ruta podremos elegir entre dos alternativas que nos llevarán hasta el Mazo de Meredo: por la izquierda el camino corto más directo (1,5 kilómetros), o por la derecha el camino largo (3,5 kilómetros pasando por El Foxo).

Si no estás muy cansado, te recomiendo que elijas la opción larga, ya que el camino es más chulo. De todas formas, ten en cuenta que esta parte tiene un par de cuestas descendentes pronunciadas, así que no te olvides de tus bastones, sobre todo si sueles sufrir de dolores en rodillas o tobillos en estas situaciones.

Tras una última cuesta muy corta pero bastante empinada, cruzaremos la carretera y continuaremos bajando unos pocos metros hacia el mazo. Aquí es probable que veas el portillo cerrado, pero con cuidado puedes pasar bordeándolo por la izquierda, junto a un árbol.

Por fin llegamos al conjunto etnográfico del Mazo del Suarón, que data del siglo XVIII (aunque se cree que la fecha de construcción fue anterior), donde encontraremos diferentes carteles explicativos que nos contarán algunas curiosidades acerca de este lugar.

Primero aprenderemos a distinguir entre las ferreirías (donde se obtenía el hierro a partir del mineral en bruto), los mazos (donde se trabajaba el hierro obtenido en las ferreirías para darle forma y eliminar escorias), y las forxas (donde se elaboraban los productos finales).

En este complejo podemos ver varias construcciones: el edificio que ocupa la máquina para batir el hierro, y otros dos anexos (uno puede que sirviera de almacenaje, y otro para guardar leña y carbón).

El funcionamiento del mazo era el siguiente: desde una pequeña presa se desviaba el agua hacia un canal que terminaba en un estanque, y cuando ésta se liberaba, producía la energía necesaria para mover el mazo.

El entorno del Mazo de Meredo (o del Suarón) es de gran belleza, y está dominado por una ancha y bucólica cascada, que cae con fuerza desde la presa.

Junto a él, hay un área recreativa de mesas y bancos de losas de pizarra, y el sendero continúa unos metros bordeando el río Suarón en un precioso paseo.

Para comenzar con la segunda parte de nuestro recorrido, regresaremos tras nuestros pasos hasta superada la cuesta empinada que hay al otro lado de la carretera y, esta vez, en lugar de continuar de frente, giraremos a la derecha bordeando la ladera del monte, por un sendero estrecho que atraviesa un pinar.

Pasaremos junto a la cueva de Xanín, y continuaremos durante un trecho por un camino menos exigente que lo recorrido anteriormente (en general), excepto por una cuesta bastante empinada que sube junto a un reguero, y que tendremos que subir al final del recorrido.

Pasaremos por los alrededores de la misteriosa e imponente Casona de Sestelo, aunque cada vez es más complicado verla desde la ruta, debido al crecimiento de los árboles de los montes que la rodean.

¡Su historia es interesantísima! Fue construida a finales del siglo XIX, e inicialmente iba a ser una fábrica de papel. Sin embargo en 1920 el indiano Ángel Pérez compró la casa y construyó una pequeña central hidroeléctrica.

Luego, éste se tuvo que exiliar por la guerra, y la casona pasó a funcionar como orfanato.

Años más tarde, sus hijas Carmen y Raquel volvieron y vivieron allí durante varios años, aunque más tarde la vendieron y, con un proyecto de hotel entre medias que nunca se logró, quedó abandonada hasta la actualidad.

Despediremos la ruta del Mazo de Meredo con vistas a los valles del concejo de Vegadeo, a sus prados y tierras de cultivo. ¡Eh! Pero antes de emprender tu camino de vuelta a casa no dejes de dar un paseo por el pueblo, porque la plaza donde se encuentra la iglesia de San Esteban bien merece una visita.

Y para rematar si te has quedado con ganas de más, también puedes seguir descubriendo el pueblo a pie y caminar hasta la cercana Casa del Rego, que data del siglo XVIII, ¡un plan fantástico para cerrar una jornada de monte!

¡La Ruta al Mazo de Meredo es una inmersión en la Asturias occidental! ¡No te la pierdas! Y si te ha gustado este post, compártelo en tu Facebook.


Texto y fotos: Sandra F. Sánchez ©asturiasprestosa.com