Asturias es un lugar ideal para hacer turismo en familia. Y es que la tranquilidad de sus rincones, la amabilidad de sus gentes, lo saludable de su naturaleza, o lo sabroso de su cocina son condiciones clave para disfrutar sin límite tanto los peques como los grandes.

Los niños “la gozan” con esos paseos en familia donde descubren playas preciosas o impresionantes acantilados. O donde llegan a esa aldea soñada, a esa braña que los transporta al pasado. O donde pueden refrescarse en algún arroyo, en un río o en una cascada. O donde sus papás les descubren ruinas que parecen mágicas, como sacadas de un cuento…

 

 

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Entre las bondades de Asturias destaca la posibilidad de que existen rutas y caminos para todas las preferencias y niveles de dificultad.

¡Así que aquí te mostramos algunas rutas fáciles para que tus niños se queden prendados de Asturias!

El forcón de los ríos en Santa Eulalia de Oscos

 

Los Oscos son una tierra de gentes y paisajes amables, donde todo se hace muy fácil.

Una de las actividades adecuadas para disfrutar en familia en esta comarca es el senderismo. Y una de las rutas ideales para hacer con los niños es la del Forcón de los Ríos, en Santa Eulalia de Oscos.

Se trata de un recorrido donde naturaleza y etnografía van de la mano. Casi doce kilómetros en una ruta circular, que se inicia al lado de la casa de cultura de Santa Eulalia de Oscos y finaliza en Ferreirela de Baxo, donde se encuentra el Museo Casa Natal del Marqués de Sargadelos. Este museo representa fielmente la vivienda tradicional de Los Oscos, así como las tradiciones de la vida campesina de la zona.

Desde la partida hasta la llegada, atravesaréis bosques de robles, abedules y pinos, así como verás caserías ganaderas como la de Millarado. Aldeas como As Poceiras, Vega del Carro, A Valía, San Julían, Caraduxe o Ferreirela de Riba aportan un alto valor etnográfico a este recorrido que tiene matices muy fluviales, dado que recibe su nombre de la confluencia de los ríos Villanueva y Barcia.

Senda La Regueirina en Tineo

 

La Senda La Regueirina os deleitará con tres kilómetros y medio de recorrido circular en plena naturaleza asturiana.

Tomaréis como referencia el pueblo de El Pedregal, situado entre La Espina y Tinéu, y comenzaréis la ruta en la aldea de El Faidal, y allí junto a una ermita, comenzaréis la caminata. Tras abandonar la pista, caminaréis entre paredes de piedra y sobre un manto de hierba, iniciando el descenso hacia un bello castañar.

Poco después atravesaréis el arroyo de la Regueirina, por encima de unas piedras, comenzando una ligera y corta subida, para llegar poco después al molino de El Faidal. En un pequeño claro encontraréis una mesa y al lado los restos del molino.

Continuando ruta, enseguida llegaréis al punto más alto del recorrido, divisando Peña Manteca, que pertenece al vecino concejo de Belmonte. Y un poco después, a través de la pista, de nuevo en el pueblo de El Faidal.

Ruta del Cabo Busto en Valdés

 

Una ruta con siete miradores sobre el mar, que os darán una sensación de inmensidad, paz y tranquilidad a raudales. Bellos e impresionantes acantilados y playas de roca son paisajes que os acompañarán durante el recorrido.

Y es que esta caminata circular de ocho kilómetros tiene realmente mucha enjundia. Empieza y finaliza en el pueblo de Bustu, y os llevará a través de fincas agrícolas, pinares, robledales, bosque de ribera, y sobremanera, por el borde de los acantilados, disfrutando del mar y de las vistas, tanto hacia oriente – el cabo Vidio -, y hacia el occidente, mirando a Luarca/Ḷḷuarca.

Desde los miradores se aprecian aguas cristalinas bajo el faro y fondos marinos de singular belleza que llaman a darse un baño haciendo snorkel o bien buceando por ellos.

Además, los bosques de la ruta guardan arrendajos y gavilanes, que podréis escuchar y tal vez contemplar, si hay suerte.

Y todo ello manteniendo un especial cuidado en la zona de los acantilados, sobre todo con los niños.

Senda costera de Lluanco/Luanco-Bañugues en Gozón

 

La senda Luanco-Bañugues, en Gozón, es muy recomendable por la belleza de los parajes por los que transcurre. Os proponemos iniciar la excursión en Lluanco/Luanco, a la altura del Club Náutico – junto a la playa -. Allí, subiendo unas escaleras, comienza la senda peatonal que une Luanco con Bañugues.

La primera parte de esta ruta discurre por la Sierra de Peroño, con maravillosas vistas del mar Cantábrico y los acantilados costeros. Encontraréis atalayas naturales como la Punta de la Vaca, y enseguida llegaréis al puerto de Moniello, y su playa, que cuenta en sus inmediaciones con un mirador y con un área recreativa, perfecta para hacer un descanso y disfrutar de un pic nic.  Además desde allí podéis acercaros a punta Palleya, donde existen pozas naturales para darse un relajante baño contemplando el horizonte.

Y de allí directos al área recreativa de Bañugues, donde finalizar la ruta, no sin antes hacer algunas paradas en los sucesivos miradores naturales. En total unos doce kilómetros entre la ida y la vuelta.

Senda La Peridiella en Piloña

 

La senda de La Peridiella tiene como punto de partida un enclave privilegiado: el Santuario de la Virgen de la Cueva en Piloña, a apenas tres kilómetros de la capital del concejo, L’Infiestu.

En realidad, daréis un paseo en plena naturaleza, adornado con un toque de magia. Se trata de un itinerario lineal de aproximadamente ocho kilómetros entre la ida y la vuelta, con muy poco desnivel, lo que lo hace muy cómodo, y en un escenario idílico. Además, cuenta con una alternativa circular de kilómetro y medio.

La ruta transcurre por la ribera del río Marea, y tiene muy buen firme. Por ello es apta para dar un paseo en familia o para actividades deportivas.

Pero además, esta caminata es un portal a otros mundos, dado que a lo largo del paseo os encontraréis con figuras mitológicas y fantásticas, así como con puertas y mensajes que os introducirán en un mundo de ensoñación e imaginación sin límites.

Toda la decoración de la ruta es obra de la artista Ángeles Cobián, que comenzó colocando su obra en un árbol y, al comprobar la buena acogida por parte de los senderistas, fue poco a poco desarrollando su proyecto artístico.

En la actualidad el itinerario ha sido bautizado popularmente como el ‘senderu máxicu’, y la verdad es que se torna en una experiencia de lo más agradable.

Ruta de los Acantilados del Infierno en Ribadesella

 

Los acantilados del Infierno, en Ribadesella, son los protagonistas de una sencilla y bella ruta costera. El itinerario parte del área recreativa de Cuerres, muy cerca de la playa de Guadamía, que es la frontera natural con el concejo de Llanes, y llega hasta las proximidades de Ribadesella/Ribeseya.

Es importante que sepáis que el recorrido no sigue una senda propiamente dicha, sino que discurre en parte por caminos y en parte por prados, pero en lo que tenéis que fijaros siempre en la línea costera, que es la que marca vuestro rumbo.

Antes de iniciar la ruta, podéis hacer una parada para contemplar los bufones – orificios o cavidades verticales que conectan con el mar desde el acantilado – del lugar, que se encuentran en los primeros 300 metros de recorrido.

A continuación, y después de un kilómetro de camino, apreciaréis ya majestuosos acantilados como los de Castro Arenas o los del Tomasón.

Un poco más allá, cuando llevéis tres kilómetros de ruta, estaréis enfrente del islote de Palo Verde, que da nombre a los acantilados de la zona.

Cuando llevéis cerca de cinco kilómetros de recorrido desde el inicio de la ruta, encontraréis los famosos acantilados del Infierno. Medio kilómetro más adelante, ya finalizando el paseo, la senda va a dar a un camino que se bifurca: el ramal izquierdo va hacia atrás y el ramal derecho hacia el pueblo de Ribadesella/Ribeseya.

Y durante todo el tiempo, siempre con la debida precaución, especialmente con los niños, al tratarse de un recorrido que va a pie de acantilado.

Senda del Valle invisible en Llanes

 

Otra de esas sendas con un toque mágico es la del Valle Invisible en Llanes. En ella os encontraréis tallas de madera y de piedra, paneles informativos de la zona e historia del pueblo, así como retazos del libro El Valle Invisible.

Es un recorrido de doce kilómetros, que se puede hacer con mucha tranquilidad. El punto de inicio es el pueblo de San Roque del Acebal, justo detrás de la estación de servicio de esta localidad.

Estaréis en pleno Camino de Santiago, caminando hacia la venta Cuetos y luego a la Malatería de San Lázaro, un hospital que fue muy importante para Llanes. Después subiréis al mirador del Cuera, que os ofrece espléndidas vistas de todo el entorno. Fuentes – como la del Casar  o el Cagalín -, bosques, y barrios se sucederán ante vuestra mirada, además de algunas tallas de madera, hasta llegar a la misteriosa cueva Collubina, que custodia otra talla.

También transitaréis por el Caminu Real y la siempre inquietante Caleya de las Ánimas, donde se ubica el Humilladero o Capilla de las Ánimas, lugar donde los peregrinos dejaban sus limosnas a los malatos (enfermos).

Tras un bosque de acebos y comenzar la subida más intensa de la ruta, llegaréis a una zona alta desde donde se divisa toda la costa. Luego el descenso hacia la Riega de los Molinos, donde veréis los restos de siete antiguos molinos. Continuaréis ruta viendo tallas y esculturas, siendo una de las más representativas la de la xana, que se encuentra al pie de una cascada.

La Cueva de El Pindal y el monasterio de Tina en Ribadedeva

 

La Cueva de El Pindal y el monasterio de Tina, ambos en Ribadedeva son dos referencias ineludibles en una de las más fáciles y encantadoras rutas en plena naturaleza. Y es que desde esta cueva, Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO – cuyo entorno boscoso y con vistas al mar es sencillamente espectacular – se llega en pocos metros a ermita de San Emeterio – Santu Mederu, Santumedé o Santumé en asturiano -, otro lugar idílico.

Desde aquí por un bello camino, en el ámbito del Camino de la Costa, podéis descubrir las ruinas del monasterio de Santa María de Tina, cuyo origen se remonta a asentamientos cristianos del siglo XII y XIII, y que es un exponente del arte y la vida monacal de finales del siglo XII y principios del XIII. En total dos kilómetros entre la ida y la vuelta.

Podéis aprovechar la ocasión y visitar el pueblo de Pimiango, un lugar precioso y singular, donde podréis tomar algo en un café-librería, algo poco habitual.

Además, muy cerca está el mirador de El Picu, que os pillará de paso a la Cueva de El Pindal. El Mirador de El Picu es único en Asturias por varias razones: Porque ofrece unas espléndidas vistas panorámicas al mar y a la montaña. Porque en un barrido 360 muestra la sierra del Cuera, los Picos de Europa y buena parte de la costa oriental asturiana. Porque en los días despejados se observa con absoluta nitidez el gran coloso del macizo central de los Picos de Europa: el Picu Urriellu o Naranjo de Bulnes.

 

Fotos: Ana Fernández-Villasuso

 

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