Nos adentramos en la vertiente oriental de la Sierra del Aramo para visitar el yacimiento prehistórico de las Minas de Texeo y el Poblado de Rioseco, en el concejo de Riosa, lugar de residencia de las familias mineras entre los siglos XIX y XX.

Las Minas de Texeo, llamadas así por la cantidad de tejos/texos que había en la Sierra del Aramo, están consideradas las más antiguas e importantes de Europa pues, tras varias excavaciones, se han hallado 26 esqueletos humanos que confirman la práctica de rituales sagrados para hacer ofrendas a la montaña. Los primeros mineros asturianos utilizaban astas, palos y otras herramientas con puntas de piedra, para excavar la montaña en busca de cobre, mineral demandado en una metalurgia primitiva, y muy utilizado en la confección de abalorios hace 4.500 años.

 

La corriente de aire que hizo de nexo entre pasado y presente

La teoría más extendida es que Alejandro Van Straalen, director de las minas de mercurio de La Soterraña (concejo de Lena), redescubrió las Minas de Texeo en 1888. Explorando el bosque se percató del movimiento de las ramas de un árbol. Este balanceo fue provocado por una corriente de aire que salía de los pozos verticales excavados por los hombres primitivos. Sin embargo, estudios recientes le otorgan el descubrimiento a Adrien Paillette, en 1846.

Hasta comienzos de la Primera Guerra Mundial, la empresa inglesa The Aramo Copper Mines Ltd, extrajo cobalto y cobre de las minas. Entre la Dictadura de Primo de Rivera y la II República, la extracción se centró en el mineral azul. El cobalto se exportaba a otros países europeos para decorar vajillas de porcelana.

Tras un parón, la Sociedad Minero Metalúrgica Asturiana (METASTUR) estuvo al frente de la explotación entre 1947 y 1960, fecha en la que se cerró definitivamente. Sin embargo, en la actualidad hay empresas mostrando interés por esta zona, así que tal vez el futuro de las Minas de Texeo aún no está escrito del todo…
 

Qué debes saber antes de hacer la ruta

Lo primero -y más importante- es que no debes hacer caso al GPS. El navegador intentará llevarte hasta las minas, pero no es un camino transitable para cualquier vehículo. La opción más inteligente es aparcar a la entrada del pueblo de Ḷḷamo, procurando no molestar a ningún vecino. Junto a la fuente encontramos las primeras indicaciones de la ruta.

La distancia entre Ḷḷamo y el Poblado Minero de Rioseco es de 1,5 kilómetros, en una ascensión continua y acentuada. La vegetación y el arroyo La Valluga hacen el recorrido menos cansado, pues es una zona sombría y húmeda incluso en verano.

Si deseas subir al yacimiento prehistórico de las Minas de Texeo debes caminar 3 kilómetros más, de nuevo en constante ascenso. Como ves, no es una ruta muy larga, pero, debido a la constante subida, te llevará de 5 a 6 horas (el regreso se realiza deshaciendo el camino andado y, obviamente, al ser cuesta abajo, será más rápido).

Esta ruta no está adaptada, es moderadamente exigente y, aunque puedes hacerla con niños habituados a las caminatas, debes extremar las precauciones en las inmediaciones del yacimiento, ya que carece de elementos de seguridad.

Explora el Poblado Minero de Rioseco y la planta de tratamiento

 

The Aramo Copper Mines Ltd comenzó la construcción del Poblado Minero de Rioseco en 1892. Edificó 3 bloques de viviendas para los mineros, un edificio donde se encontraba la fragua y una cuadra de caballerías, otro donde se concentraron los servicios del poblado (bar, oficina y economato) y, alejado de todo ello -para evidenciar las clases sociales-, la Casa del Director.

Este poblado es un claro ejemplo del paternalismo industrial de la época. Dando un breve paseo puedes observar la distribución del espacio y las dimensiones de los edificios que se han rehabilitado.

Continuamos el camino que bordea el poblado por el lateral izquierdo, hasta llegar a la planta de tratamiento, lugar donde trabajaban las mujeres de Rioseco. Allí separaban el cobre de los estériles, en las mesas de concentración. Para transportar el mineral utilizaban tolvas y cubas -aún visibles-, y luego lo molían.

En 1954, seis años antes de su cierre definitivo, se instaló en Rioseco la primera planta de lixiviación amoniacal de Europa, sistema que sigue utilizándose actualmente en minas de todo el mundo.

Asómate al paraíso en el Mirador de Rioseco

 

Ascendemos hasta llegar a unos raíles con una vagoneta ornamental. Allí comienza la pasarela de madera y hormigón, que termina en una estructura metálica que enmarca el paisaje.

En 2015 se construyó el Mirador de Texeo sobre las tolvas de la planta de tratamiento de Rioseco y, aunque fue una obra polémica con muchos detractores, el Mirador de Texeo ha sido propuesto para ganar el Premio al “Edificio del Año” por ArchDaily en 2022.

A pocos pasos del mirador se encuentra el acceso al Socavón de Rioseco, galería de arrastre que METASTUR diseñó para comunicar la planta de tratamiento y las Minas de Texeo. De esta manera evitaban la utilización tan costosa del plano inclinado y los transportadores que recorrían la ladera.

El acceso tiene una verja cerrando el paso, aunque, cuando se rehabilitó el poblado, se adecentaron 150 metros de la galería para su explotación turística.

Justo aquí encontramos un área de descanso con varias mesas y bancos. Invitan a descansar y tomar tentempié, antes de continuar el camino hasta el yacimiento prehistórico de las Minas de Texeo.

Visita el Monumento prehistórico de las Minas de Texeo

 

Tenemos por delante tres kilómetros para salvar 500 metros de desnivel. La ruta, hasta el primer nivel, se realiza por el antiguo camino empedrado construido en 1892 por The Aramo Copper Mines Ltd.

A partir de ahí se desdibuja y zigzaguea constantemente. A lo largo del trayecto nos encontramos con El Seltu, donde se ve parte del mecanismo del transportador; el segundo nivel, donde se conserva una torre de transformación eléctrica y el depósito de la Fuente Sayán, con cuyas aguas hacían el lavado del mineral en la planta de tratamiento; la Campa les Mines, donde hay una bocamina; y finalmente, en el cuarto nivel, el yacimiento prehistórico de las Minas de Texeo.

Si te atreves, puedes adentrarte en la cavidad para observar pequeños filones azulados de cobalto en las paredes. Si prefieres ser precavido, observa los pilares de piedra que dejaban para sujetar las bóvedas, es arquitectura con 4.500 años de historia.

En un nivel superior, tras cruzar un muro, se encuentra el yacimiento de El Arrebolléu, de dimensiones más reducidas, pero más antiguo todavía. El camino no está señalizado, aunque, con un poco de suerte, estará pisado.
 

¿Te interesa el patrimonio industrial asturiano?

Siguiendo la temática minera te aconsejo visitar: el Poblado Minero de Bustiello, fundado por el Marqués de Comillas; la Mina de Arnao, primera mina subacuática de Europa; el Museo de la Minería y el Ecomuseo Minero Valle de Samuño. O realizar la Vía Verde por el Valle de Turón con la visita guiada al Pozo Fortuna y el Pozu Espinos. Y si lo que te apetece es meterte en la piel de un minero, visita el Pozo Sotón y adéntrate en las oscuras y húmedas entrañas de la tierra.

 

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Texto y fotos: Ángela Delgado ©viajeros confesos