En Asturias se organizan cada año varias recreaciones históricas sumamente interesantes. Una de las más famosas es el Desembarco de Carlos V, celebrada en el pueblo pesquero de Tazones. Esta recreación conmemora el momento histórico en el que Carlos V, nieto de los Reyes Católicos y futuro Emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico, se dirigía a Valladolid para tomar posesión del reino cuando, debido a la mala mar, se vio obligado a atracar en este pueblo asturiano allá por 1517.

Carlos V se hospedó en la Casona de los Hevia, actual Oficina de Turismo de la capital maliaya, sin ser consciente de que cinco siglos más tarde, esos once kilómetros que separan Tazones de Villaviciosa iban a ser conocidos como el Camín Real de Carlos V.  Un trayecto sumamente atractivo, pues parte de uno de los Pueblos Más Bonitos de España y se adentra en la Reserva Parcial de la Ría de Villaviciosa donde nos encontraremos una cascada, dos iglesias prerrománicas declaradas Monumento Nacional y el bucólico paisaje de las pomaradas, seña de identidad de la Comarca de la Sidra.

¡Cálzate las botas y sigue los pasos del emperador!

Datos prácticos a tener en cuenta

 

■  Distancia: Ruta de 11 kilómetros (ida).

Accesible: No. Se transita por asfalto y caminos rurales de tierra. Hay tramos con desnivel pronunciado y dos zonas de escalones.

Btt. .

Señalizada: . Encontramos postes y marcas amarillas y blancas señalando la ruta homologada PR-AS 302.

Accesos intermedios y regreso: Si te parece demasiada distancia hacer ida y vuelta (22 km), puedes dividir la ruta en varios tramos dirigiéndote a los núcleos de población. Otra opción es realizar la ruta de ida y regresar en taxi o autobús desde Villaviciosa.

Tazones, inicio del Camín Real de Carlos V

 

Tazones es uno de los pueblos pesqueros más famosos de Asturias. Declarado por Condé Nast Traveller «Sexta Maravilla del Mundo Rural de España», y perteneciente a la red de «Los Pueblos más Bonitos de España», es de esperar que miles de turistas lo visiten cada año.

Con este dato llegamos al primer consejo -y puede que el más importante- ¡madruga! Tazones cuenta con un gran aparcamiento municipal a la entrada del pueblo, pero en verano, así como durante los fines de semana de todo el año, suele llenarse rápidamente. Es mejor que vayas con tiempo para conseguir la codiciada plaza de aparcamiento y disfrutar de un agradable paseo por sus barrios antes de que se llenen de gente.

Carlos V desembarcó en el pintoresco puerto de Tazones en el siglo XVI. Siguiendo sus pasos partimos del Hotel Imperial – lugar donde encontramos el panel informativo de la ruta – rumbo a la Casona de los Hevia, en el casco antiguo de Villaviciosa.

Unas pequeñas placas nos guían calle arriba entre las casas de los pescadores para, posteriormente, subir una escalinata de piedra que nos conduce al bosque.

A un kilómetro, tras haber dejado atrás el Restaurante El Catalín – famoso por su arroz con bugre/bogavante – aparece la carretera VV-5. Debemos cruzarla para seguir nuestro camino, dirección Lliñeru/Liñero.

Lliñeru y las pomaradas de la Comarca de la Sidra

 

Siguiendo la ruta, sin desviarnos, llegamos a Lliñeru. El camino es especialmente atractivo durante la primavera, cuando la floración del manzano se convierte en un espectáculo natural digno de ser admirado.

Cada año se organizan actividades ligadas al mundo de la manzana y la sidra, por ejemplo, visitas guiadas a pomaradas y llagares de la zona. Un kilómetro más adelante aparece una bifurcación, siendo el camino de la izquierda el que nos lleva a Samartín del Mar, nuestra próxima parada.

Vistas a la Ría de Villaviciosa desde Samartín del mar

 

Un par de kilómetros nos separan de Samartín del Mar. En este tramo las vistas al estuario de la Reserva Parcial de la Ría de Villaviciosa son magníficas.

Dependiendo de la época del año podrás ver cantidad de aves migratorias, ¡no olvides llevar unos pequeños prismáticos que te faciliten el avistamiento! En Samartín del Mar destaca un molino harinero de 1880 y un tejo centenario con más de 300 años que encontramos junto a la iglesia parroquial.

Sin duda merece la pena desviarse unos minutos para, posteriormente, continuar la ruta a nuestra derecha, esta vez por un tramo de tierra.

Llegamos al ecuador de la ruta, la Cascada de Llames

 

Cuando llevamos 6 kilómetros recorridos, y tras descender lo subido por una pista de tierra que atraviesa el bosque, llegamos a la coqueta Cascada de Llames. Este salto de agua de 5 metros de altura se encuentra a tan solo 80 metros de la ruta. Un panel informativo nos advierte de que estamos en una zona donde crece un helecho tropical singular, el Woodwardia Radicans, especie protegida por el Principado de Asturias.

Bedriñana y su iglesia parroquial declarada Monumento Nacional

 

Volvemos a la pista de tierra que nos conduce a la carretera AS-256. Debemos cruzarla con suma atención y caminar por la orilla de la carretera hacia la izquierda, dirección Villaviciosa. A pocos pasos aparece el desvío a Bedriñana junto a la marquesina del autobús. Por delante nos quedan 2 kilómetros de asfalto hasta llegar a la iglesia prerrománica de San Andrés de Bedriñana, declarada Monumento Nacional en 1931.

Cada verano se organizan visitas guiadas para descubrir el prerrománico y el románico de Villaviciosa, un concejo que puede presumir de atesorar un elevado número de ejemplos de arte asturiano.

Dejando a nuestra derecha el crucero que hay en el centro del pueblo, salimos de Bedriñana dirección Villaviciosa descendiendo por una carreterina asfaltada. Será el último kilómetro y medio de ruta antes de llegar a la capital maliaya.

Finalizamos la ruta en Villaviciosa

 

El último kilómetro de esta ruta se realiza por la carretera AS-256. Cuenta con arcén y algunos tramos de acera. Al llegar al centro de la villa nos dirigimos, tal y como hizo Carlos V en 1517, a la Oficina de Turismo, antigua Casa de los Hevia. Precisamente en este edificio se puede visitar una exposición permanente sobre el Desembarco de Carlos V, así como sus aposentos.

Aprovecha la cercanía para visitar la iglesia de Santa María de La Oliva, también Monumento Nacional desde 1931, o pasear por las calles de la villa admirando las casonas blasonadas.

Si has seguido mi consejo y has madrugado, terminarás justo a tiempo para tomar unos culinos de sidra antes de comer. En esta zona son de excelente calidad los pescados de roca. No dudes en probarlos bien sea en arroces o en guisos tan sabrosos como el tiñosu con patatinas, ¡todo un clásico!

¡Una ruta ideal para disfrutar de la naturaleza y la cultura al mismo tiempo!

Texto y fotos: Ángela Delgado ©viajeros confesos